Con la venta de alimentos producidos y cultivados con sus propias manos, las víctimas de la violencia en zona rural de Tibú, Norte de Santander, enfrentan la crisis social y económica desatada por la pandemia de COVID-19.
Sandra Liliana Durán, es una de las sobrevivientes del conflicto armado que salió muy temprano de su parcela a participar del mercado rural organizado en la vereda Vetas del municipio de Tibú, el cual tuvo el apoyo de la Alcaldía, del Programa Nacional de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito (PENIS) y empresas del sector privado.
“Llevé plátano y yuca para vender, gracias a Dios, el mercado fue todo un éxito, le gente quedó contenta por que se dio a un muy buen precio se vendió toda la yuca, el plátano y los otros productos que llevaban como el pollo y la carne de cerdo, no nos quedó nada”, dijo Durán.
Sandra Liliana, registrada como víctima por desplazamiento forzado, es uno de los tantos ejemplos de mujeres sobrevivientes del conflicto armado que se superan a diario en medio de las condiciones sociales y económicas que enfrentan.
Expresó que buscan contribuir al desarrollo social y económico de su sector, conformado por las veredas veta Central, km42, km43 y Nuevo Sol, entre otras, donde residen alrededor de 120 familias víctimas del conflicto armado que hoy le apuestan a la paz y a la reconstrucción del tejido social.
La actividad se realizó con las medidas sanitarias establecidas por el Ministerio de Salud.