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25 DE JULIO DIA DE LA CULTURA LLANERA

LEY 1907 de Junio 28 de 2018
Artículo 7 : Declarase el 25 de julio como el día Nacional de la Cultura, Tradición e identidad Llanera

Por: Hernán Fajardo Becerra.

Miembro fundador del Centro de Historia de Casanare.

En la sexta estrofa del Himno Nacional, se hace alusión a la figura del llanero:

Bolívar cruza el Ande Que riega dos océanos;
Espadas cual centellas Fulguran en Junín.
Centauros indomables Descienden a los llanos,
Y empieza a presentirse De la epopeya el fin.

EL HOMBRE LLANERO.

El hombre llanero se formó poco a poco en la infinidad de sus sabanas. De una mezcla de blanco e indígena se apropió de las sabanas que pronto supo dominar. El caballo fue uno de los elementos fundamentales que permitieron al Llanero conocer y dominar el territorio, convirtiéndose en una de sus principales herramientas de trabajo y pilar de sus construcciones culturales.

De la amalgama del español e indio surgieron invencibles centauros, tales como el bravo Ramón Nonato Pérez, el valiente francisco Olmedilla, el temible Juan Galea, el estratega y valeroso General Juan Nepomuceno Moreno, míticos héroes nacidos en el corazón de la sabana que junto con sus hermanos de raza, casi desnudos, sobre el lomo de los caballos casanareños cruzaron las altas cumbres de los páramos de Pisba, donde muchos perdieron sus vidas en razón del clima, pero que aún moribundos sentían su inconmensurable amor por la libertad. Estos bravos llaneros derrotarían a las soberbias tropas españolas en Paya, en Corrales, en el Pantano de Vargas, donde la presencia casanareña sería factor determinante para la victoria de las tropas patriotas, que abrió el sendero de la libertad con las batallas de Boyacá.

Don José María Samper, en un ensayo sobre sociedad y política hispanoamericana en 1861, afirma que:

“El llanero es el gaucho granadino, pero un gaucho infinitamente mas poético, mas accesible, menos bárbaro…Pastor de inmensos y libres rebaños, jinete, toreador y nadador insigne, soldado fabuloso de caballería, poeta de las pampas y de las pasiones candorosamente salvajes, artista galante á su modo, fanfarrón y chistoso –el llanero es el lazo de unión entre la civilización y la barbarie…El llanero jamás ha servido á la causa de la opresión ni de ninguna dictadura. Cuando la libertad está en peligro, responde con entusiasmo al primer llamamiento…”

En los Llanos, no sólo existe la mezcla de razas, sino la fusión de las costumbres españolas, indígena, que produjeron un grupo característico de hombre de a caballo, dedicado a la actividad ganadera.
Este nuevo grupo humano desempeñó un papel protagónico en la derrota de los españoles durante las guerras de Independencia. En la primera descripción del pueblo de los Llanos que se conoce, escrita por un colombiano ocho años después de la batalla de Boyacá, se identifican características que se convirtieron en relatos míticos posteriormente. En su obra Historia de la Revolución de Colombia, publicada por primera vez en 1827, José Manuel Restrepo se refiere así al llanero en los últimos años que precedieron la revolución:

«El carácter de los habitantes de las llanuras de Venezuela y Nueva Granada, compuestos por negros y mulatos, indígenas y blancos, estuvo marcada por un tinte particular. Acostumbrados desde su temprana infancia a enfrentarse a jaguares y toros salvajes, a vivir a caballo, dominando sin temor los potros más indómitos, armados con una lanza, no temían a nada; su ocupación favorita consistía en cuidar y manejar los enormes hatos que existían en los Llanos; dedicados a su labor, atravesaban a nado los ríos más profundos, sin mostrar la más mínima preocupación por los caimanes y otros peces voraces, sosteniéndose con una mano del caballo que nadaba a su lado. Tales características convirtieron al Llanero en un hombre apto para la guerra. Es así que en la guerra de independencia hemos visto convertidos en realidad los presentimientos de famosos viajeros. Los intrépidos llaneros eran valientes en extremo; con su lanza y su caballo llevaron a cabo las proezas más brillantes que se mencionen en las páginas de la Historia de Colombia”.

La Provincia de Casanare acogió en su suelo a hombres como a: José Antonio Páez, Fray Ignacio Mariño; vio nacer a Ramón Nonato Pérez, Juan Galea, Mariano Acero, Francisco Olmedilla, Manuel Aralla, Juan Nepomuceno Moreno, Miguel Espejo, quienes contribuyeron a formar el ejército de la Vanguardia quien liberaría a la Nueva Granada del Yugo Español.

Carga de los Lanceros. Lienzo del Maestro Pablo Ávila.

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“Llanero si soy llanero”.
Carlos César Ortegón Nací hace tiempo, cuña’o,
nací cuando un indio recio se le acomodó a un potranco
por la enseñanza de un blanco que era jinete andaluz
que con la espada y la cruz recorrió esta tierra brava
soltó vacadas altivas, regó la lengua que hablaba
e hizo parir las petrivas

Recé con los misioneros y les pastorié el ganana’o,
maté tigres, crucé ríos, paré pueblos, fundé hatos,
de la guitarra hice el cuatro y del romance el corrí’o,
formé un lenguaje florí’o, medio español, medio achagua;
tengo de fuego y de agua todo lo que miro es mío

Y me formé como el tiempo, que tiene invierno y verano,
bajo la una y el sol, entre tímido y fachoso,
entre confla’o y malicioso, entre serio y retozón;
soy cenceño o barrigón, catire o negro cerra’o,
realengo o aguajibao y siempre guachamarón

Soy rico sin tener nada pues tengo toda esta tierra.
Y si es por ganar los reales yo enlazo, paro corrales,
amanso potros o arreo, arisco, cachilapeo,
jalo peinilla, tiro hacha, me empauto , mercachifleo,
juego en mala o buena racha, o esperando… chinchorreo

Como tengo el aire altivo de quien se crió libre y solo
he peleado muchas guerras y con mi lanza tigrera
subí al cerro y a la gloria, puse a galopar la historia
en el Pantano de Vargas; y luego con Guadalupe
emparejamos las cargas: ¿Perdí?, gané?… nunca supe