Palabras del presidente Gustavo Petro ante líderes y voceros de organizaciones sociales, comunitarias, campesinas, de trabajadores, jóvenes y mujeres que participaron en el nuevo encuentro del ‘Gobierno con el Pueblo’, en el departamento de Córdoba.
Un saludo muy especial aquí a todos; los líderes, las lideresas, la población indígena, la iglesia y los jóvenes presentes en el día de hoy, hombres y mujeres.
Presidente de la Cámara de Representantes, Andrés David Calle Aguas.
Ministras y funcionarios del Gobierno Nacional.
Gobernador del Departamento de Córdoba, Orlando David Benítez.
Alcalde del municipio de Montelíbano José David Cura Vuelvas.
Congresistas de la República aquí presentes.
Mandos regionales de las fuerzas militares y de la Policía Nacional.
Voceros y beneficiarios de los créditos del programa Economía Popular y de la titulación de tierras.
Al grupo artístico Vallenato del (programa recreativo y cultural) INCRET.
Medios de comunicación y, en general, a toda la comunidad que nos acompaña en el día de hoy.
Obviamente, cómo olvidar Montelíbano, si por aquí comenzamos la campaña electoral que me llevó a la Presidencia de la República.
En ese momento le daba miedo a la gente meterse a acompañarme y las personas que decidieron, en primer lugar, fue la población del municipio de Montelíbano a los cuales les agradezco su apoyo.
En aquella oportunidad pasamos de llenar una gran plaza pública aquí, llena de banderas rojas, y terminar con una votación altísima en todo el departamento, casi medio millón de cordobeses y cordobesas me acompañaron.
Y, obviamente, esa fuerza del cambio, que es una fuerza popular, campesina, juvenil, femenina, de gente que trabaja, la gente que trabaja en Colombia y que quisieran un mejor vivir un país mucho más justo, una justicia sobre la cual se puede construir la paz, la dignidad, la intensidad misma de la vida, pues convirtió esa fuerza popular en una fuerza triunfante.
Ahora nos acercamos a otras elecciones, no puedo hablar yo de ellas, está prohibido no tanto hablar sino participar.
Pero sí tengo que cuidar de la transparencia electoral, de los derechos políticos de las gentes que son elegir y ser elegidos, derecho político fundamental.
La orden es: capturar compradores de votos
Y, desde aquí, y de manera pública, y para todo el país lo digo, la Policía Nacional tiene una orden que se tiene que transmitir a todas las seccionales, a cada a cada policía en cada municipio de Colombia.
Y es que comprar votos es un delito. Está tipificado en el Código Penal, la ley colombiana prohíbe constreñir al elector, llevarlo por obligación a votar por equis, ye persona o inducirlo a un voto a través del dinero o de entregas en especie, porque eso quita la libertad de la gente de elegir.
Quita sus propios derechos políticos, porque al votar por alguien que le ha ofrecido dinero, la primera pregunta que debe hacerse el elector es ¿de dónde viene el dinero?
Y el dinero, generalmente, viene de su propia casa, se lo han robado. Cada municipio es la casa de cada habitante de Colombia, igual que puede haber allí una casita, a veces muy humilde, puede haber un apartamento en las grandes ciudades y allí se vive. Pues el municipio es la gran casa de los habitantes de ese territorio y por tanto hay que cuidarla.
Por tanto, hay que limpiarla. Por tanto, pues no se puede elegir a un ladrón para que le dirija a uno la sala, el comedor, los muebles, sino que siempre hay que tener una confianza.
Esa es la gran profundidad de la democracia. La democracia se basa en la libertad. Y en Colombia se ha vuelto costumbre –en muchas regiones del país, casi en todas–creer que la política consiste, que la democracia consiste en un día, en donde alguien llega con un gran fajado de billetes y va comprando a los pobres.
Y cree el pobre que solucionó un problema. Y terminó metiendo el ladrón en su casa. Eso no puede ser.
Como es un delito castigado por la ley de Colombia, como muchos otros delitos electorales, la Policía de Colombia en cada municipio tiene la orden terminante, con inteligencia, con los aparatos de inteligencia físicamente, de capturar todo comprador de votos que se establezca en el país.
Voy a recibir una información departamento por departamento, durante todo este periodo que ya se acerca al día de elecciones, para saber en qué medida la Policía ha sido capaz de cuidar la transparencia de la democracia. Si la democracia no es transparente, eso se vuelve violencia.
Como todos sabemos, aparecen los masajes de los asesinos en masa, aparece el miedo, el terror, historia que, incluso, Montelíbano conoce en su propia historia y que el Departamento de Córdoba, como casi ningún otro, vivió en sus propias épocas de violencia.
Esa violencia está ligada al deterioro de la democracia, al deterioro de los derechos de la gente.
Y uno de esos derechos, igual que uno tiene el derecho de vivir, de no ser molestado en su intimidad, el derecho de educarse, el derecho de ser atendido si se enferma, y otros, hay un derecho fundamental que es elegir y ser elegido.
Es un derecho político, Y, sólo si se garantiza con transparencia, el país podrá salir de las violencias en que aún hoy naufraga.
Así que esa orden quiero, señor director de la policía, que la transmita, pues obviamente al general (William René) Salamanca, con el que ya hemos hablado este tema, pero la Policía, de aquí al día de elecciones se concentra y prioriza en la captura de los compradores de votos en todo el territorio nacional.
Quienes salgan elegidos, que lo sean por la libre expresión del pueblo, cualesquiera que sean esas decisiones.
Donde el agua no abunde, debe recoger aguas lluvias
Ahora bien, de acuerdo a lo que aquí hemos escuchado, de las diferentes intervenciones de personas que vienen de organizaciones populares, porque de eso se trata este hecho de diálogo que el gobierno quiere mantener durante todo su periodo de gobierno, dialogar con la gente fundamental, porque si no un gobierno pierde las perspectivas.
Se va olvidando, va metido en los problemas diarios y urgentes, va perdiendo el sentido del gobierno y es el contacto con la población lo que puede aterrizar un gobierno realmente popular.
Hemos expresado o hemos hecho dos tipos de reuniones, unas un poco breves, cortas, como esta, que llamamos Gobierno Escucha, donde se puede escuchar diferentes problemáticas que siente la población, y otro más a fondo que es todo el gabinete.
Hasta ahora hicimos el primer gobierno metidos una semana entera en La Guajira. Escogimos La Guajira porque viene una sequía, como ya todos sabemos, sequía impredecible en la medida que sólo a través de las probabilidades vamos viendo los técnicos en esas materias, van midiendo la gravedad de lo que puede ser.
Esta mañana se dictó un informe del (Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales) Ideam, que es la entidad que reúne a estos expertos, ya la sequía tiene entre un 75% y un 85% de probabilidad de ser fuerte, lo cual significa que tenemos que alistarnos.
Fuerte significa una ausencia de aguas, más o menos entre diciembre y el mes de mayo, lo cual es anómalo dadas las circunstancias del clima en Colombia.
Va a perjudicar, obviamente, las labores del campo, va a perjudicar las posibilidades de bajar aún más los precios de los alimentos.
Allí tenemos que contrarrestar esa tendencia anómala del clima. Y en ciertas regiones, son municipios que tienen estrés hídrico, es decir, que la población y las necesidades del agua apenas si alcanzan. Son iguales a las ofertas del agua en el territorio, a veces menos.
En la Guajira se secan los ríos. Los pocos que quedan, la minería acabó con buena parte de los afluentes del río Rancherías y la gente muere, los niños mueren, las condiciones, digamos, de la existencia humana se ponen en peligro.
Por eso quisimos hacer ese gobierno allí. Duramos una semana recogiendo las opciones que puede brindarnos el territorio y la experiencia humana para intentar mitigar el riesgo que sobreviene sobre la Guajira.
Lamentablemente el decreto de emergencia económica con que pensábamos en la rapidez a abordar el problema no fue acogido por la Corte Constitucional, lo cual significa que con los instrumentos ordinarios que nos quedan, pues, tenemos que afrontar ese reto.
Pero el hecho de que La Guajira sea la región de Colombia más vulnerable no significa que Córdoba no lo sea.
Como todos por su experiencia saben, cuando llegan épocas de sequía Córdoba sufre. Sucre sufre. En general, todo el Caribe colombiano sufre por la sequía.
Esto es posible que cope todo el país y en esa medida los alcaldes, aún en sus últimos meses de gobierno, pues tienen que tomar una serie de decisiones conjuntamente con el Gobierno Nacional.
Todo municipio con estrés hídrico, son 250 municipios en el país, donde el agua no abunde, debe recoger aguas lluvias.
Para eso, la humanidad se inventó algo que llamamos aquí los jagüeyes es agua para los animales, para el ganado en el caso de La Guajira para los chivos.
Resulta que los chivos, por su naturaleza, es la forma como el pueblo wuayú aprendió a tener agua potable, porque el mismo chivo al tomar el agua de los abrevaderos, su organismo lo vuelve una carne muy líquida y es por ahí donde la familia wuayú toma el agua.
Son cosas que sólo la sabiduría popular y la experiencia humana aprenden. Eso no son costumbres de todas partes. Por tanto, los municipios deben guardar aguas lluvias, las familias, ojalá puedan guardar aguas lluvias, comprar tanques.
Todavía llueve, por tanto, se puede recoger aguas y alistar la priorización del agua potable para su uso que es el uso humano.
Entonces cada alcalde, el de aquí también, el de los municipios de Córdoba, obviamente, los alcaldes costeños y de todo el país deben trazar un plan rápido, porque no tenemos sino estos meses aún de lluvias.
Los huracanes aún pasan por el Caribe y eso va dejándonos en sus coletazos lluvias que es necesario que guardemos hasta donde podamos para poder soportar, a partir de diciembre, la ausencia de esas lluvias que dicen los expertos puede llegar hasta el mes de mayo con una probabilidad entre el 75 y el 85%.
Hasta ahí los anuncios, digamos, de temas nacionales. Ahora hablemos un poco de los temas locales.
Hay un amarre a la tierra irracional
Como muchos aquí han expresado uno de los ejes temáticos, uno de los ejes del programa del Gobierno del Cambio es cambiar la situación de la tierra, de la tierra fértil, de la tierra que sirve para producir alimentos.
En el punto uno del acuerdo entre la Farc y el Gobierno Nacional se estableció la repartición de tres millones de hectáreas fértiles al campesinado de Colombia y la titulación de siete millones.
Hay una diferencia entre titular, porque es una persona que ya tiene la tierra, pero no tiene el título, le sirve el título –que es el papel que aquí hemos visto para sus labores en el campo– pero hay otra parte del programa, la más difícil, que es el campesino que no tiene tierra, que pueda tenerla para producir.
Y esa tierra es, de acuerdo a lo que firmó el gobierno de (el presidente Juan Manuel) Santos y la Farc, tres millones de hectáreas en el país.
Con el Ministerio de Agricultura, que está aquí presente, nosotros hemos tratado de cumplir el acuerdo con muchas dificultades, porque hay un amarre a la tierra irracional.
Cualquiera que coja un carro por aquí y se meta en una carretera hacia Barranquilla y más allá se dará cuenta que en general el paisaje del Caribe, pues son haciendas inmensas, a veces mucho el mismo color de la cerca, y pasan los minutos y no se acaba, con unas cuantas vacas.
Eso se llama improductividad de la tierra. Es desde ahí donde empieza a generarse la pobreza en el departamento, porque si esa tierra fuera altamente productiva, como su capacidad lo permite, pues habría mucho más puestos de trabajo, más producción, incluso, una industrialización de la producción.
Y cada vez que hay más producción, debido al trabajo, pues hay más riqueza. La riqueza no es más que, sino el producto del trabajo humano.
Todos esos cuentos de que uno se va a volver rico, porque se ganó una lotería, porque llegó alguien y entregó un billete así, de gratiniano, eso nunca nadie entrega un billete gratiniano.
El trabajo Humano necesita instrumentos
Entonces, todo el esfuerzo por el que una sociedad tenga más progreso, sea más rica o –como diría (el boxeador, campeón mundial, Antonio Cervantes) ‘Pambelé’ –menos pobre, es lo mismo, es a partir del trabajo humano.
Y el trabajo Humano necesita unos instrumentos, lo decía en la Plaza de Montelíbano, necesita para que sea productivo, en el caso del campo colombiano, la tierra.
Siempre la educación del cerebro y, ahora, incluso, tierras que llaman virtuales, porque no las ve uno, pero son tan importantes como la tierra física, que es la banda ancha, la comunicación, la sabiduría que puede entregar esa comunicación, la productividad de empezar a mover máquinas a partir de la exactitud de las matemáticas, de los (programas informáticos que hacen posible la ejecución de tareas específicas dentro de un ordenador) software y la programación de computadores.
Si eso no lo tiene el pueblo, el pueblo, entonces, se va quedando pobre. Si eso lo tienen apenas unas partes de la sociedad y otras no, pues aumenta la desigualdad social. Y, si aumenta la desigualdad social, aumenta la violencia.
Colombia es uno de los países más desiguales socialmente de la tierra. Por tanto, uno de los objetivos de este Gobierno es disminuir esa desigualdad social para que podamos construir paz.
En ese contexto, entregar tierra fértil es fundamental a los campesinos. Y por eso, eso es un eje del programa. No es el único, obviamente. Con la tierra pelada no se hace nada.
Hay que sembrarla, hay que tener un capital para sembrarla, hay que tener unas tecnologías.
Hoy los grandes agricultores del mundo ni siquiera manejan el tractor, espichan el botón y el (Sistema de Posicionamiento Global) GPS, se llama eso, lo mandan en línea directa, perfectamente recta y mejoran la productividad, simplemente, porque están aplicando tecnologías que ya existen a una labor que comenzó con la humanidad.
Y es lo que llamamos la agricultura. Por eso la palabra cultura está ligada a la agricultura. La civilización humana comienza cuando labramos la tierra.
Cuando eso no pasa en una región de tierras fértiles, la civilización humana retrocede.
Lo cierto es que, en Córdoba, durante muchos años retrocedió nuestra humanidad, porque fuimos víctimas del terror y de la sangre que círculos muy poderosos del departamento y fuera del departamento desataron sobre el pueblo humilde de Córdoba.
Eso tenemos que reponerlo ahora, tenemos que saltar por encima, no olvidarlo, pero construir un futuro mejor implica cambiar las circunstancias.
¿Cuánta tierra tenemos para poder repartir en Colombia? Y ¿cuánta en el municipio de Montelíbano en concreto?
Los datos que hicimos con la ministra y todo el sector agrario nos dan optimismo, no demasiado, porque entregarle un pedazo de tierra a un campesino en Colombia lo han llenado de tantos recondejos jurídicos, los terratenientes, que se vuelve dificilísimo. Es la manera como la han acaparado para tenerla, simplemente, porque han considerado que tener la tierra es un instrumento de poder, no para producir, que es para lo que sirve la tierra, para alimentar la humanidad.
Nosotros hemos logrado quitar varios de esos obstáculos, mover papeles, quitar decretos, todos los obstáculos posibles.
Y hemos alcanzado a hacerle una invitación a los poseedores de tierra, que aquí también la hago, parece que no son muchos cordobeses, pero esos poseedores de tierra fértil en la región, yo los invito a que nos vendan la tierra, tenemos el dinero para ello, nos vendan si quieren parte de la hacienda, generalmente haciendas ganaderas y nosotros ayudamos a que esa ganadería sea más productiva la que quede en manos de ellos.
Pero necesitamos que una parte importante de cada hacienda grande de tierra fértil se le venda al Estado para que el Gobierno pueda entregar esa tierra al campesinado.
Eso es lo que queremos hacer y es lo que llamamos un programa de reforma agraria, lo cual significa que la fuerza social fundamental de la riqueza en el Departamento de Córdoba debería ser el campesinado de Córdoba.
La fuerza fundamental que permitiera que, si se hiciera ese viaje que planteo por entre las carreteras del Caribe, lo que viéramos no es, simplemente, unos potreros desocupados, sino que viéramos plantaciones enteras de alimentos que necesita Colombia y el mundo, porque esas plantaciones enteras en manos del campesinado no solamente solucionarían un problema de hambre que hay en las grandes ciudades de Colombia y del mundo, sino que haría a este departamento una enorme potencia agroindustrial que lo haría, quizás, uno de los departamentos más ricos de Colombia y uno de los pueblos más avanzados en la civilización de Colombia.
Montelíbano debe ser un centro de esa reforma agraria y, en esa medida, cuando hablamos de agrario también hablamos de pesca.
Entre otras cosas, una pesca que está siendo agredida también por las condiciones ambientales en que se está desarrollando la minería en Colombia, demasiado entregada a la gran minería y olvidó el cuidado del pequeño minero.
Se le dejó fue a manos, prácticamente, de las mafias y ha terminado en un gran problema social hoy en Colombia que se vuelve cada vez más violento y sobre el cual hay que actuar, porque ya el Congreso –y ustedes tendrán la oportunidad de hacer el estudio y la discusión pública– queremos presentar un código minero en favor del pequeño minero y la pequeña minera de Colombia.
Hay 900 mil hectáreas para la venta
En este momento hay 900 mil de los tres millones de hectáreas que se afirmaron en el Acuerdo Santos-Farc.
De esos 3 millones de hectáreas, nosotros hemos logrado viabilizar –que no es todavía entregar– 900 mil hectáreas que han ofrecido para la venta, o sea, para la compra por parte de nosotros, poseedores de tierra.
Es un número importante, no es despreciable. Ya, hablar de 900 mil hectáreas de tres millones, pues es un avance importante.
Pero entre viabilizar, es decir, determinar que la tierra efectivamente sirve para producir y tiene las condiciones para sostener familias campesinas a entregar la tierra a las familias hay una serie de pasos.
El más difícil se llama Avalúo, que van demorando en el tiempo la opción real de una democratización de la tierra en Colombia.
Aun si pudiéramos entregar esas 900 mil hectáreas, nuestro objetivo es un millón y medio de hectáreas en este gobierno. Es decir, no vamos mal, pero hay que acelerar el paso para lograrlo.
Novecientas mil hectáreas implican un capital que hay que invertir para producir a través del Banco Agrario el cual estamos transformando para que se vuelva el banco más grande de Colombia.
Crédito a la gente humilde
(El Banco Agrario) Venía, más o menos, en una actividad de entrega de unos cuatro, cinco o seis billones de pesos de crédito. Este año va a completar 12 (billones de pesos), esperamos ampliándolo, incluso, a la economía popular de las grandes ciudades, que pase a 20 billones (de pesos) el año entrante y que pueda llegar a 40 billones (de pesos) lo más rápidamente posible.
¿Para qué? Y aquí ya la importancia de las cifras. Si uno habla de 40 billones de crédito a la economía popular de la gente humilde, sea en el campo, sea en la ciudad, está ya discutiendo una repartición de la riqueza en Colombia.
Si uno quisiera sumar todos los créditos que entrega la banca en un año en Colombia, entrega 140 billones de pesos de crédito. ¿A quiénes? Pues a sectores muy poderosos de la economía nacional, como las petroleras, las carboneras, los grandes constructores del país, etcétera. Pero poco de ellos, solo 12 (billones de pesos), van a la economía popular. Menos de 10 centavos por cada peso. Menos.
Si el Banco Agrario –que vamos a llamar Banco Agrario Popular–, pasa a no entregar 4 o 5 billones (de pesos), sino 40 billones (de pesos), para eso tiene que ser una institución poderosa, capacitada, tecnológica y humanamente, pues ya estamos hablando de un importante porcentaje de todo el crédito en Colombia, es decir, del capital que pasaría a manos de pequeños productores agrarios, de mujeres en general en el campo la mujer trabaja.
Hay que ir creando asociaciones
En el caso de las ciudades, donde es más difícil el trabajo, pues de asociaciones que hay que ir creando.
Asociaciones de Familias en Acción, por ejemplo, para empezar a hacer empresas asociativas; mujeres en el campo, porque la única manera de industrializar el campo es en territorios grandes y, por tanto, que asocien a miles de productores pequeños, y eso es un trabajo de organización que hay que empezar a desarrollar.
En muchas partes el campesinado tiene más altura organizativa que en otras. Para ello es que hemos convocado las Asambleas Campesinas.
No sé si en Montaílíbano se ha desarrollado, pero los invito a que se desarrolle. Estas Asambleas Campesinas, en el caso de la Reforma Agraria, que no debe quedarse en ningún municipio de Córdoba sin realizarlas, surgen coordinadoras organizativas y deben colocarse en el papel de presionar a los funcionarios públicos para que pase la tierra al campesinado.
A los grandes poseedores de tierra en esta región, pues yo les digo que es el momento de vender, y que nosotros estamos dispuestos a comprar a precios no especulativos, a los precios del mercado, pero que es una oportunidad que, incluso, podría favorecerlos a ellos mismos y, de paso, favorecer a decenas de miles de campesinos en la región y en el departamento de Córdoba, construyendo lo que yo denomino las bases de la riqueza y las bases de la justicia social.
Así que esas coordinadoras campesinas del departamento de Córdoba que les pida al gobernador –pues se puedan aglutinar departamentalmente– se pueda establecer un comité departamental de la Reforma Agraria, puedan dialogar con los poseedores de tierra y hacer la transacción que toca.
Ponernos en el clima de ofrecer tierras para los que tienen la tierra, no en el clima de la polarización violenta que vivimos en las pasadas décadas que sembró al departamento de Córdoba de sangre.
Lo que va a los surcos de la tierra en Colombia no es la sangre, sino el trabajo humano, el trabajo productivo y la posibilidad de la riqueza.
Ese comité departamental, por tanto, debe iniciar el diálogo social, el diálogo con el sector de las personas que tienen tierra y quisieran, muchos de ellos, los he escuchado, pues eran amantes de tener la tierra, sentían allí poder, pero tuvieron hijos y los hijos resulta que les gusta más estar bailando en la discoteca en Cartagena y en Barranquilla y ya no les interesa quedarse allí, donde sus padres sí quisieron quedarse.
Y el hombre anda encartado, porque ve que sus hijos van por otros lares, por otros mundos, y va a morir allí con un pedazo de tierra, decía un tío mío, al final, se lo come el caimán. Y es así.
Entonces, antes de que eso suceda, ¿por qué no vender la tierra al Estado y posibilitar un gran acuerdo social en el Departamento de Córdoba y en general en el Caribe? Permitiendo que en estas tierras florezca, ya no el miedo, sino el trabajo y la producción.
Entonces, esa invitación la dejo aquí, desde Montelíbano a todo el departamento de Córdoba.
El decreto sería importante para institucionalizar, porque así se va creando el Estado. No es que el Estado tenga que venir de Bogotá a aquí. Eso es carreta. Aquí tiene que aflorar el Estado a partir de la misma sociedad cordobesa.
Empezar a enseñar cosas que yo sé que el Departamento de Córdoba puede enseñar, porque yo mismo las aprendí aquí siendo muy niño.
El salto histórico en educación
El segundo tema que yo veo importante aquí de dialogar es la educación. Muchos jóvenes sobre todo intervinieron en favor de esto.
Aquí tenemos al Viceministro de Educación (Alejandro Álvarez Gallego), pero está recién estrenado, para que lo conozcan.
Él fue, antes de ser el Viceministro de Educación, estuvo de rector de la Universidad Pedagógica Nacional. Ya usted era rector cuando yo era Alcalde de Bogotá. Ahí nos conocimos.
Aquí veamos un poco el tema. Nosotros hemos logrado aprobar en el Congreso de la República, el día de ayer –y algunos congresistas aquí presentes me dirán con más claridad– se logró aprobar el presupuesto, o sea, lo que se va a gastar el año entrante en el gobierno y en la sociedad colombiana, e hicimos un salto que yo considero histórico, no lo han reproducido mucho en la prensa, pero yo creo que es fundamental.
Siempre, casi siempre, los presupuestos de Colombia, primero, iban para la guerra. Después, entonces, la educación, la salud.
En este, el primer punto, la primera partida, la más grande, históricamente la más grande, es la educación con 70 billones de pesos.
El salto es fundamental, porque si lo comparamos con este año, tiene el presupuesto 53 billones. De este año al año entrante va a pasar de 53 a 70 (billones de pesos.
Alguien dirá que la inflación llega a ser del 10%, más o menos este año, eso son cinco billones. Es decir que, si el presupuesto de la educación fuese de 58 billones (de pesos) el año entrante, no crecería realmente, porque la inflación se chupa la diferencia entre 53 y 58 (billones de pesos), pero lo estamos pasando es a 70.
Luego hay un crecimiento real del presupuesto de la educación pública en Colombia sobre el cual la sociedad tiene que tener mucha responsabilidad para cuidarlo, porque se puede perder.
Acabamos de observar un proceso de corrupción alrededor de dineros que son del magisterio y que a través de la contratación de clínicas para que los atienden ahí medio, medio pecuecas dicen en Bogotá, se van llevando la plata, la van ordeñando.
Los maestros no cogen, no cogen la atención que deberían y a la que tienen derecho y los que los mandan por allá a algunos lugares donde, incluso, yo no sé, muchos pueden haber muerto pudiendo haberse salvado con tratamientos adecuados.
El dinero de la educación tiene por tanto que cuidarse. Aquí se propuso la construcción, y yo mismo lo prometí en todo el país, de un salto en la educación superior.
Esa educación superior necesita sedes universitarias y, obviamente, un profesorado, un gasto que debe librar la nación para que se le pueda otorgar el servicio de educación, el derecho de educación superior a la juventud.
Sabemos que aquí se ofreció ya un lote y que hay las posibilidades de estudios de diseño de sedes. Entonces, Ministro aquí, usted tiene que tomar nota, no sé si tenga algunos datos al respecto, porque uno de los grandes problemas del Caribe colombiano es que tiene una baja cobertura de educación superior.
Eso pega en los colegios, eso pega en las escuelas, porque el profesorado no tiene la suficiente preparación que hay que entregarle.
Entre más se desarrolle la educación superior, más aumenta la calidad educativa y entre más aumenta la calidad educativa es como si se entregara tierra también, sólo que la tierra es en este caso el alimento del cerebro humano, el saber.
Para poder producir se necesita lo físico, por ejemplo, la tierra y el saber humano, porque, sino, no se produce de la manera más productiva que pudiera garantizar riqueza. Para realizar riqueza.
Entonces, aquí se ha propuesto que la sede universitaria de Montelíbano sea una facultad de medicina y ciencias de la salud.
La salud es un negocio
En la reforma a La salud que se está discutiendo en el Congreso de Colombia, cuando hablamos de montar un sistema preventivo que beneficiará primero a las mujeres, porque las mujeres están muriendo en Colombia por falta de prevención, como el cáncer de mama, como la muerte por maternidad, son muertes evitables si a esa mujer simplemente la mirara un médico.
Pero no existe esa posibilidad en Colombia, porque en Colombia se construyó un negocio y no se construyó lo que permitiría disminuir el negocio sí, pero que la gente tuviera más derecho a la salud, que es el modelo preventivo de salud.
¿Eso cómo se hace? Eso se hace con equipos de médicos, de médicas, de enfermeros y enfermeras, que en lugar de estar esperando en un hospital que alguien llegue enfermo, a veces ya tardíamente, van a los lugares donde vive la gente.
Van a la reserva indígena, van a donde está Tierraadentro –donde se propone aquí que se convierta el municipio– va hacia los lugares donde está la gente en el barrio popular.
Y deben cubrir todo el territorio de tal manera que, a través del tiempo y la experiencia, cada vez podamos cuidar que la enfermedad no surja en el territorio colombiano, que disminuya lo que llaman los médicos la morbilidad, es decir, el enfermarse, que podamos prevenir eso y por tanto tener unas existencias más plenas, hasta donde nuestras técnicas lo hacen posible.
Poder cubrir todo el territorio nacional con médicos y enfermeras, enfermeros y médicas implica mucha gente que haya pasado a estudiar ese tipo de carreras.
Por eso la ley, el proyecto de ley propone, o propondría, porque yo no me acuerdo cuánto han cambiado en el Congreso en este momento, pero propone que debe haber un gran ejercicio de expansión de la educación pública en materia de ciencia de la salud.
El médico y la médica tienen que salir con la conciencia de que van a ir al barrio del pobre, a la vereda campesina, no que les va a llegar la riqueza en el –yo llamo– norte de Bogotá, sino que la función y la vocación de un médico, de una médica, es atender al ser humano allí donde esté y que por eso se le paga.
Eso implica decenas de miles de enfermeras, enfermeros, médicas y médicos que se tienen que formar en Colombia.
Por eso, cuando aquí proponen una facultad de medicina –que en Córdoba, no sé si exista privada, ¿nada? Tenía que irse a estudiar a Cartagena para poder tener– pues que la primera facultad de medicina, Viceministro, sea una facultad de medicina y de ciencias de la salud en Córdoba, con sede en Montelíbano. Es decir, en el sur de Córdoba, donde está más alejado de la capital, Montería.
Entramos al momento de la ejecución
Bueno, entonces creo que aquí ya se han hecho en resumen en los temas más grandes y, creo, que más neurálgicos se pueda acometer, la presentación de lo que es la reforma agraria.
Nosotros ya no podemos ser un gobierno que diga vamos a hacer, sino que tiene que empezar a decir estamos haciendo esto, porque ya se acabó el momento de la planificación y entramos al momento de la ejecución.
Y, en esa medida, ejecutar significa, claro, no podemos hacer toda la meta de una vez, pero tenemos que ir avanzando con pasos cada vez más acelerados.
Aquí ya hemos visto una entrega de tierras, un proceso que podría llegar a 900 mil hectáreas si nos movemos rápido, pero que nuestra meta es un millón y medio de hectáreas.
Luego nos tenemos que mover más rápido y va a depender mucho de la voluntad de hacer un gran acuerdo social en el departamento de Córdoba.
Segundo, el tema educativo. El tema educativo implica que en los colegios de secundaria del departamento de Córdoba se empiece a dictar créditos de educación superior.
Digamos, como se hace en Europa, es una imitación de Europa. El Colegio Pinillos de Mompox fue el primero en implementarlo cuando nació la República, pero se les olvidó a los republicanos hacerlo en todos estos dos siglos de gobierno, porque fueron aniquilando la educación superior pública para privatizarla.
Pero al privatizarla, obviamente, no es el joven popular el que accede a la educación.
Y, por eso, hay que recuperar esa que fueron lecciones de la historia de Colombia. El Colegio Pinillos era un colegio universidad, de allí salieron 400 combatientes del ejército de Bolívar. Yo creo que todo el pueblo, Todos los jóvenes se fueron con Bolívar en esa época y ahora ese ejemplo lo tenemos que reproducir en términos de que, en cada colegio de Córdoba, por grandes temas vocacionales.
Y el Ministerio de Educación tiene que dar las pautas para lograrlo. Se empieza a generar educación superior, de tal manera que un joven, una joven, en un colegio pueda estudiar dos años de una universidad en el colegio mientras estudia su bachillerato en los últimos años y pasar a una universidad, donde termine en tres años, como se hace en Europa.
Entonces, ese salto educativo tiene un comienzo de financiación que hay que volverlo realidad en el departamento de Córdoba y hagamos ese esfuerzo, porque los municipios cordobeses adecúen los colegios a recibir educación superior y de ahí a extender las sedes de la universidad pública, que ojalá sea la Universidad de Córdoba.
Hemos hablado de un tercer eje, que es la minería. No profundizamos, pero queremos que se abran los diálogos sobre el proyecto de ley de minería para el pequeño minero, que es fundamental de aquí hacia el sur, el nordeste antioqueño, que está llenando de mercurio, La Mojana, la Depresión Momposina, hay que limpiar esos ríos. Luego, eso no lo vamos a lograr, sino a partir de la protección de la pequeña minería.
Y, en general, estos son los temas que se han abordado aquí. Hay muchos otros. Nosotros queremos hacerle una invitación a la organización popular, aquí, a la acción comunal, modificamos las normas para ello, puede contratar con el gobierno la alimentación en el barrio, puede contratar con el gobierno la postura de paneles solares en las casas de la gente.
Casi que Córdoba –¿cuál es la empresa de Montelíbano? ¿Afinia? Todos sabemos que, en el gobierno de Duque, cuando existía ElectriCaribe, donde el dinero público se puso por billones, se entregó esas empresas con la cédula a dos grupos económicos: uno del lado de allá del río Magdalena, otro del lado de acá.
Y para garantizarles las utilidades se les permitió algo que la ley prohíbe, que es trasladar al usuario las pérdidas por ineficiencia de la empresa.
Las empresas tienen pérdidas porque los más pobres no pueden pagar, han comprado la energía y, entonces, eso que no pagan los más pobres se lo ponen las facturas a los demás y los demás tienen altas tasas de facturación de energía eléctrica en toda la costa Caribe.
Ahora andan diciendo que eso es culpa de nosotros. No, eso tiene un culpable. Duque no pensó en los usuarios del Caribe colombiano, y literalmente los y las están ordeñando en sus bolsillos y en sus dineros, y eso no puede seguir en mi gobierno.
Por eso la posibilidad de cambiar el modelo de energía eléctrica en Colombia es absolutamente imperativa, es necesaria.
¿Y cómo se puede cambiar? Usando el sol, que cae en el Caribe de una manera casi que diaria y profusa. En eso el Banco Agrario y las comunidades, las juntas de acción comunal, las asociaciones veredales, los comités de mujeres, si se quiere, la organización popular nos puede ayudar en ir transformando el modelo de energía eléctrica en el Caribe colombiano.
Solo por poner un ejemplo, esta instalación sin lugar, o por encima de esas tejas se llenara de paneles solares, todo esto, le estaríamos dando energía eléctrica de día y noche a por lo menos cuatro manzanas alrededor de este lugar.
Eso se puede hacer casa por casa, municipio por municipio. Entonces el salto hacia la energía eléctrica, porque miren la paradoja, a eso se le llama energía limpia.
Los paneles solares se hacen y las baterías para guardar la energía de noche, o sea, para usarla de noche, se hacen con níquel. Y el níquel está aquí, ¿O no? El níquel está aquí.
Entonces, es un poco, claro, de ganas que hay que meterle y de conocimiento, porque una empresa, para hacer paneles solares tiene que saber.
Pero el hecho de que el níquel esté aquí hace que esta región podría ser una región que ayudara a toda Colombia en la producción de paneles solares y baterías para las energías limpias.
Eso se llama puestos de trabajo. Son minerales de la energía limpia que necesitamos.
Para quien vaya a gobernar el municipio y el departamento, yo creo que es importante que en el programa se coloque, porque si se quieren relacionar con nosotros de manera productiva, constructiva, pues es alrededor de estos programas, de la reforma agraria, de la expansión de la educación pública superior y de la calidad de la educación en todo el departamento de Córdoba y alrededor de la transformación del modelo energético.
El modelo energético que implica que seamos generadores de energías limpias, y que tenemos todas las posibilidades de hacerlo, porque sería una energía más barata en vez de estar como ciervos de la gleba, decía mi papá, entregándole dinero a empresas de energía eléctrica que se están llenando los bolsillos simplemente porque las comunidades no se están organizando.
Así que hagamos ese esfuerzo de organización de la acción comunal, de la organización popular, contratando directamente con el Estado, con el gobierno, con mi gobierno, la anchura de vías, la posibilidad de hacer comunidades energéticas, la opción de llevar alimentos allí donde haya familias que no tienen con qué comer, las ollas comunitarias como lo intentamos hacer en la época del invierno, las posibilidades de tener, entonces una mejor vida, una mejor existencia.
Les agradezco a todas y todos ustedes su asistencia aquí. Tenemos que volver a hacer la evaluación de cómo marchan los programas.
Muy amables a todas y todas por haberme acompañado.
Gracias.
Fuente: Presidencia de la Republica