a mano de las entidades públicas y privadas han apoyado la entrega de más de cinco mil mercados, once mil litros de agua, la fabricación, más de 6800 tapabocas y la adecuación de un hospital de campaña en el municipio de Tauramena para la atención de personas con problemas respiratorios.
Así mismo, las tropas han contribuido en concientizar a los ciudadanos a través de la entrega de volantes y perifoneo invitando a la población a quedarse en casa. De igual manera, en un trabajo coordinado con las autoridades regionales, se ha garantizado el cumplimiento del aislamiento preventivo obligatorio decretado por el Gobierno Nacional, a través de patrullas diurnas, nocturnas, a pie y acaballo, y el desarrollo de puestos de control mixtos permanentes en toda la jurisdicción.
Un ejemplo de entrega y sacrificio durante esta emergencia sanitaria es Fabián Velandia, un soldado profesional entrenado para combatir los diferentes delitos, ya cerca de dejar su uniforme y pasar a la reserva activa, quien durante 18 años de servicio a la patria ha recorrido diferentes Unidades militares en los departamentos de Meta, Cundinamarca, Caquetá, Guaviare, Vichada y actualmente Casanare, enfrentando los grupos armados ilegales con compromiso, pero jamás imaginó que una de las últimas misiones de su carrera militar sería ayudar a combatir un enemigo invisible, un virus que amenaza a la humanidad.
Velandia hizo parte del grupo de militares que durante días cambiaron el fusil y el equipo de campaña, por tijeras y máquinas de coser para fabricar más de 10 mil tapabocas y contribuir a la protección de sus compañeros y de las comunidades, convirtiéndose en el costurero de la esperanza para miles de casanareños vulnerables.
“Para mí significa un compromiso muy grande con mi Ejército, con la comunidad y conmigo mismo, el poder aportar un grano de arena para mitigar esta pandemia es muy satisfactorio”, expresó el soldado Velandia, quien a su vez dijo que esta situación que atraviesa el mundo, le deja una importante reflexión “Que a una pandemia no le interesa la condición social, la religión, ni la raza, ataca a todos por igual, lo que debería ponernos a reflexionar para que muchos cambiemos nuestra forma de ser y entre todos construyamos una mejor sociedad”.
Nuestros soldados son colombianos con hijos, esposas, padres y demás seres queridos que los esperan en casa, quienes siguen trabajando con ímpetu durante la pandemia, ratificándole a los llaneros que no están solos y que cuentan con un Ejército comprometido para cuando la patria los requiera.