Casanare

Muerte de felino a manos de cazadores prendió las alarmas en los grupos defensores de los animales

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La muerte de una jaguar hembra a manos de cazadores en el norte de Casanare ha generado preocupación entre ambientalistas por la difícil convivencia entre humanos y depredadores.

La Fundación Cunaguaro dirigida por Laura Miranda denunció que el animal, llamado Resedad, fue abatido en represalia, posiblemente por atacar ganado de una finca cercana a su hábitat o por ser considerado como un peligro para los animales domésticos.

Resedad, de dos años, era monitoreada con cámaras trampa, como parte de un proyecto de conservación en la zona de las riberas del río Ariporo cerca del hato La Aurora, área rural de Hato Corozal.

Miranda dijo que hasta el momento se han identificado 77 jaguares, gracias a sus patrones de manchas únicos. La fundación explicó que los felinos llegan a esta área buscando alimento y espacios para reproducirse, pero chocan con las actividades ganaderas.

Aunque comen presas silvestres, los jaguares a veces cazan ganado vacuno, sobre todo crías, ya que forma parte de su dieta natural. Sin embargo, esto genera conflictos con los productores que ven amenazada su actividad económica.

Varias organizaciones trabajan en estrategias para lograr la coexistencia, como delimitar potreros con cercas, introducir razas de ganado más protectoras con sus crías, instalar luces para ahuyentar depredadores y reservar áreas de maternidad seguras. Pero se necesitan más soluciones integrales con participación del gobierno y la sociedad civil.

La directora de Cunaguaro agregó que Corporinoquia adelanta un plan de conservación del jaguar, pero los expertos insisten en que se requieren acciones más contundentes que la sola educación ambiental.

El camino para alcanzar un equilibrio aún es largo, pero es urgente encontrar alternativas que permitan la convivencia pacífica entre el ser humano y las especies depredadoras.